Trabajo de investigación y estudio.


La diferencia sexual en la época del género II

Presentamos diversos aspectos de nuestro trabajo de investigación y estudio. Giuliana Casagrande les entrega en un audio-video un recorrido por los textos de Freud que dan cuenta del carácter tan singular que descubrió en la sexualidad infantil. Natalia Menichelli aborda en el audio-video la subjetivación del sexo según Freud y la reformulación lacaniana a partir del falo. Marcela Errecondo toma el trauma del encuentro del cuerpo y el goce y la mediación del falo entre el goce absoluto y el goce sexual. Señala algunas interrogaciones que los sujetos trans plantean al psicoanálisis. Finalmente les acercamos la bibliografía.


. LO SEXUAL EN FREUD por Giuliana Casagrande (audio-video)



. EL FALO y MAS ALLÁ DEL FALO por Natalia Menichelli (audio- video)



Clase escrita: SOBRE EL GOCE SEXUAL 
por Marcela Errecondo 


El lenguaje hace toda la diferencia
Freud constató la sexualidad en la infancia, y la incidencia de lo sexual en el ser que habla, que lo diferencia de todas las otras especies animales y lo hace incomparable. Es el lenguaje que nos separa de la naturaleza. El instinto animal permite un saber en lo real sobre lo sexual, en cambio para el ser que habla ese saber está perdido, eso hace agujero en lo real mismo. El lenguaje nos ha separado para siempre de la naturaleza y todo pasa a ser una construcción cultural. Entonces diferenciamos el sexo biológico del sexo no biológico, el que depende de la posición inconsciente, del fantasma, de los semblantes, del síntoma.
Los estudios de género tienden a considerar la referencia a la diferencia de los sexos como una construcción social que está en continuidad con el sexo biológico, anatómico. Consideran que estas determinaciones naturales y culturales, constriñen al sujeto según determinadas normas sociales y no permiten vivir libremente lo que se autopercibe.
Para el psicoanálisis la posición sexual, que se deriva de una elección singular, va más allá del género, porque el cuerpo mismo va más allá del género.  
El modelo freudiano
Lo que nos muestra el texto freudiano sobre el descubrimiento de la sexualidad es que sus desarrollos contienen una lógica de efectos retroactivos (propios de la estructura del lenguaje), que está en tensión con la sucesión temporal lineal, cronológica, de esos efectos. Es la tensión que hay entre desarrollo y estructura. Freud lo desarrolló cuando explicó el carácter estructural del complejo de Edipo y el complejo de castración, en la especificidad de la naturaleza sexual y de las pulsiones pre-genitales. No se trata de hacer del Edipo o de la simbolización el estadío final del desarrollo, el momento terminal de una progresión subjetiva, de una madurez. Esta lectura, contraría a la teoría freudiana y elimina la naturaleza sexual de las pulsiones. Lacan decía que: “El gran secreto del psicoanálisis es que no hay psicogénesis”[1]
Además de tener en cuenta este efecto retroactivo, Freud ubicó que lo que caracteriza a la pulsión es que no hay un objeto que le corresponda naturalmente, el objeto de la pulsión puede ser cualquiera. También que la fuente de la pulsión es el propio cuerpo y que tiene un empuje (Drang) que es constante, entonces insaciable. El momento infantil de la sexualidad del sujeto que nombró como ‘perverso polimorfo’ lo ilustra de múltiples maneras.
En la clase anterior hablé de la ‘no relación sexual’, en estos desarrollos podemos encontrar la forma en que Freud lo decía.  


Edipo-Castración, imaginario, simbólico, real
En la experiencia freudiana infantil vemos que el cuerpo (la imagen del cuerpo, no el organismo), está en primer plano a partir de la comparación imaginaria entre unos y otros. Lo que impresiona al sujeto es la percepción de los órganos genitales del otro y el hecho de que hay diferencias. A esas diferencias se le atribuye un sentido: ‘tener- no tener’ y enseguida eso tiene consecuencias psíquicas decisivas.
Señalemos que, por un lado el sujeto responde a lo sexual a partir de la lógica ‘tener - no tener’, pero las pulsiones ignoran esta diferencia.
Hay sin duda en Freud un primer momento que se apoya en lo orgánico, debido a este ‘tener o no el órgano’ que es sede de excitaciones (goce). Pero Freud no deja de constatar que lo que más tiene impacto, lo que va a ser relevante, es el falo ausente. El descubrimiento que a la madre le falta el falo es traumático, por algún motivo el sujeto considera que no debería faltarle.  Como se puede observar estamos mucho más allá del órgano como tal, el falo empieza a tener una función simbólica que toma una gran importancia, productora de equivalencias simbólicas (pene, nene, dinero, regalo) y una primacía en la vida sexual del sujeto infantil de los dos sexos. La referencia al cuerpo se mantiene, porque el falo es un significado localizado en el cuerpo sexuado.
Cuando Lacan haga la relectura de Freud, el concepto de falo, articulado a su posible pérdida    -la castración- alcanzará desarrollos muy complejos que exceden el tener o no tener. Primeramente será un operador del ser que habla -el parlêtre como lo llamará Lacan-, para tratar el goce a partir del lenguaje, es un tratamiento que necesariamente es fallido. Recordemos que Freud nos  dice que el falo sólo inscribe el sexo (no biológico) masculino, pero no el femenino, porque el femenino está ligado a una falta, a un no tener y en el inconsciente no hay forma de inscribir el ‘no’, la contradicción, etc. (entonces no hay diferencia sexual en el inconsciente, lo que sería otra forma de decir que no hay relación sexual como inscripción en el inconsciente, porque la relación es entre dos y sólo hay uno). 
Otro aspecto a tener en cuenta es que Freud señaló la ausencia de relación entre el sexo del individuo y su elección de objeto, como se deduce de la lógica de las pulsiones (para las que no hay un objeto establecido). Por lo que sería entonces imposible establecer una sexualidad normal. Como hemos dicho anteriormente, toda sexualidad es singular y  sintomática.
Así que uds pueden ver qué difícil es para los psicoanalistas llevar a cabo la llamada “educación sexual”.
La posición sexuada es una elección que hace diferencia
Como vimos, para Lacan la castración será un trabajo de significantización, un efecto del lenguaje (nadificación sobre la Cosa), ambas posiciones sexuadas deben afrontar una falta, una castración de origen por el lenguaje. Decimos que la posición sexuada del sujeto,  es una elección. Con elección queremos decir que a partir de los azares y contingencias esas respuestas implican una posición del sujeto, que marcarán determinadas condiciones al objeto de satisfacción. A partir de acá tendremos las identificaciones a los semblantes del tipo que haya elegido, y esta elección estará soportada en el fantasma y el deseo.
Es en esta posición sexuada, en esta zona en donde podríamos ubicar lo que el cuerpo siente y los semblantes a los que se abrocha, que tendríamos que investigar lo que sucede según las diferentes elecciones: heterosexual, homosexual, trans, etc. Nuestro estudio también tendría que investigar la elección del objeto sexual (donde no hay armonía entre el sujeto y el objeto) y la función del falo.
En su texto “Cuatro perspectivas de la diferencia sexual” Daniel Roy señala que el  factor sexual, irrumpe en la infancia como novedad y singularidad para el niño y nada, ningún código le permite al sujeto descifrar lo que le sucede, ni por qué le sucede, ni qué significa. 
Pensemos en las erecciones de Juanito que le venían del exterior de su cuerpo, no las podía controlar y no eran ‘conocidas’ como las otras acciones del cuerpo. También podemos recordar la excitación que experimenta el Hombre de las ratas con sus niñeras. Sin embargo, el sujeto se hace  cargo de esto que siente y desconoce. Y ante esta falla -falla de saber qué es, qué significa-, él va a construir  las teorías sexuales infantiles, y sobre ellas se van a edificar las diversas identificaciones de la infancia. Aquí lo sexual entonces hace diferencia porque es absolutamente singular. 
Por otro lado, con respecto a la función del falo - la castración y la fase fálica-  ubica como cada una y cada uno es llamado a tomar posición en relación al valor de uso de este órgano, como varón o niña, con sus avatares. Otro aspecto de nuestra investigación será ¿cómo se juega la función del falo en los sujetos trans de la época del género?  
Freud tratará de explicar por qué hay disarmonía entre el sujeto y el objeto a partir de dos factores: los dos tiempos en que se realiza la elección de objeto (la infancia y la adolescencia) y algo de la naturaleza de la pulsión sexual que es desfavorable a la satisfacción plena.
Estos dos factores se pueden ubicar en la posición heterosexual y homosexual, pero ¿es diferente en los sujetos trans que plantean haber nacido en un cuerpo equivocado?  Sin duda la disarmonía aquí tiene otro carácter.
Finalmente Freud desemboca en la sexualidad la femenina, continente negro,  terra incógnita, de la que no puede decir mucho pero que suscita “la querella del falo”.[2]
El concepto de falo atraviesa toda la enseñanza de Lacan en sus tres registros imaginario, simbólico y real y acompañando el movimiento de su desarrollos. En un primer momento es el operador de la simbolización para luego establecer que no simboliza todo lo que corresponde al goce, para ubicar entonces un más allá del falo y entonces disimetrías en cuanto goce. El goce más allá del falo cuestiona el Edipo y pone en valor el lenguaje que opera sobre los cuerpos al introducir la falla del sexo. 


Sobre el goce sexual
Lacan buscará  “(…) revelar la estructura del deseo y esto en tanto que justamente lo sexualiza la impotencia del lenguaje para dar razón del sexo[3]”. 
Según Freud, el  síntoma, la pulsión pregenital y la “sexualidad infantil”  son la consecuencia y el eco en el cuerpo, de la prohibición del goce que el mito de Edipo atribuye a la instancia paterna. Como también el mito de Tótem y tabú,  ubica la incidencia de lo prohibido en los orígenes de la humanidad pero ahí se presenta un punto de imposibilidad: la imposibilidad que la función paterna pueda simbolizar todo, la totalidad del goce no puede ser traducido en lenguaje, en significantes. Va a quedar entonces en lo post-edípico un residuo de pérdida que se desprende de esa imposibilidad. Ese residuo es el que va a dar cuerpo al objeto pulsional de la sexualidad infantil.
El trauma, un encuentro con el goce sexual
En el  ‘Hombre de las ratas’ el trauma eclosiona en el momento del encuentro con un goce sexual en su infancia y se actualiza a la edad adulta cuando escucha la tortura de las ratas. Son dos acontecimientos que tienen incidencia en el goce del cuerpo. Es un encuentro entre dos elementos absolutamente heterogéneos que no tienen nada en común y por eso es vivido como la intrusión de un goce extranjero, viniendo del exterior, además es disarmónico, por eso es trauma. Otra vez lo disarmónico como estructural 


En el Seminario 16, Lacan nos dice que en un primer tiempo lógico de la estructura el goce está en un ‘afuera del sistema’, absoluto, es imposible acceder por lo simbólico. 
Ese es el sentido primero de la fórmula; la palabra es la muerte de la cosa. La cosa está del lado del viviente, el efecto simbólico sobre el goce es mortífero. Cuando lo simbólico se inscribe sobre el cuerpo se produce lo que Lacan llamó “el cuerpo como un desierto de goce”, el goce desaloja el cuerpo y se queda en las zonas erógenas. 


Notemos entonces que el lazo del goce al cuerpo y a lo simbólico en el inicio está marcado por un rechazo radical (disyunción entre el goce y lo simbólico.[4]) Como está afuera de lo simbólico Lacan nos dice que Freud utiliza los mitos (sobre todo el del padre de la horda y el Edipo), para insertar este goce rechazado fuera del sistema, en una verdad mítica. 
El problema es que estos mitos dramatizan la relación del sujeto al goce y atribuyendo ese ‘no acceso al goce’, no a una imposibilidad de estructura, sino a la prohibición hecha por el padre.
Por eso Lacan en estos seminarios va a evitar la utilización del mito y utiliza fórmulas lógicas y matemáticas para describir la imposibilidad del acceso al goce. 
Pero nuestra vida cotidiana nos muestra y lo experimentamos, que gozamos de todas formas un poco, sino nuestra vida sería vana, dice Lacan. Entonces ese goce rechazado del sistema retorna de alguna manera (“lo que está rechazado en lo simbólico retorna en lo real).Hay un segundo tiempo en donde se opera sobre el cuerpo un retorno de una parte de este goce rechazado.


Goce absoluto y goce sexual


¿Cómo se hace este retorno del goce sobre el cuerpo? Nos dice que se realiza vía el goce sexual. Distingue el goce absoluto y forcluído, del goce sexual, que es un recorte de una parte del goce absoluto y que se  vuelca en el significante, lo que llamó objeto ‘a’,  o ‘plus de gozar’. 


Esta parte el goce se deja hacer, marcar,  por el significante para convertirse en objeto ‘a’ y puede ser recuperada alrededor de los agujeros del cuerpo, en las zonas erógenas. Pero se mantiene fuera del cuerpo.


Contrariamente a lo que nosotros decimos habitualmente, que el principio de placer hace barrera al goce,  a la pulsión de muerte, en el caso del goce sexual es justamente el placer que da acceso al goce. Lacan dice que el goce sexual introduce un mínimo de ‘relaciones diplomáticas’ con el goce imposible que está fuera de sistema y fuera de acceso. Es por la mediación del falo que se anuda esta ‘relación diplomática’ entre el cuerpo simbólico y el goce, porque el falo como significante, por un lado tiene un pie en el Otro y por otra parte es un significante de lo que no puede ser representado por el significante, a saber el goce.


Esta duplicidad le permite al falo inscribir algo de goce en el cuerpo, pero con la condición que esté negativizado, que esté recortado, castrado, puesto bajo la barra, reprimido. Es en esto que el falo representa también la castración y es un embajador del goce indecible ante el sistema simbólico en el cual el cuerpo está tomado.


Aquí vuelvo a interrogarme sobre aquellos sujetos que consideran haber nacido en un cuerpo equivocado, ¿cómo es esta operación en ellos, hay algún otro mecanismo? 
 
La emergencia del deseo de saber 


Freud indicó la importancia que toma para el sujeto neurótico el deseo de saber sobre el enigma del goce y esto desde la niñez. Ya lo vimos cuando hicimos referencia a Las teorías sexuales infantiles. Freud  subraya que como los niños no creen lo que los adultos le dicen ante la pregunta de dónde vienen los niños (en esa época era la cigüeña, Paris, etc.), en el momento de la eclosión de la neurosis, en donde se da una intrusión de goce, se instala una pregunta sobre el goce imposible de acceder y también un deseo de saber, que no se contenta con el mito. O el mito no logra pacificar. 
El neurótico interroga el goce a partir de esa frontera estructural entre el cuerpo y el goce, esa relación del saber y el goce. Lacan decía que el neurótico mismo es una pregunta sobre el goce en tanto que resiste al saber (la histeria: ¿soy hombre o mujer?, la neurosis obsesiva: ¿estoy vivo o muerto?). Junto con Freud ubicaba el nacimiento del deseo de saber dependiendo del surgimiento del goce sexual, y al mismo tiempo el desarrollo del saber dándole al sujeto una cierta posibilidad de lectura y una cierta distancia de ese goce en tanto traumático y opaco. 


Ante los niños que tienen una certeza precoz de nacer en un cuerpo equivocado, que manifiestan la certeza de  un goce, nos interrogamos si en estos casos no aparece antes la respuesta y no la pregunta. Nos interrogamos si esa frontera en donde se aloja el goce tiene la misma conformación, por decirlo así, o si en los sujetos llamados trans tiene una característica específica.


BIBLIOGRAFIA
S. Freud, 
Pulsiones y destinos de pulsión
Consecuencias de la diferencia anatómica
La organización genital infantil
Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica de los sexos
Tres ensayos para una teoría sexual
El tabú de la virginidad
El hombre de las ratas
J.-A. Miller, 
 Desarrollo y estructura
Más allá del Edipo (EOL)
Los seis paradigmas del goce 
J. Lacan, 
Seminario 3, Las psicosis,  pg 16-17
La significación del falo, Escritos
Breve discurso en la ORTF, Otros escritos, pg 243
Seminario 16, de Otro al otro, capitulo: Saber y goce 
Zenoni, 
“La psychanalyse au-delà de l’Eodipe”, Texto presentado en las Journèes d’autonne de l’ECF consagradas a el 16 y 17 de noviembre de 1991
Gil Caroz 
“L’obsessionnel et son reveil” , Revue Quarto nº 118, pg 87 
Clotilde Leguil
El cuerpo más allá del género
Daniel Roy 
Cuatro perspectivas de la diferencia sexual
M-H. Brousse,
El agujero negro de la diferencia 


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[1] J. Lacan: Seminario  3,  pg 16-17. Paidos
[2] La querella del falo: Se denomina de esta manera al debate acerca de la sexualidad femenina que tiene lugar a partir de 1925 en el movimiento psicoanalítico, como  reacción a la elaboración freudiana de la primacía del falo como resultado del complejo de Edipo, estructurante para el acceso a la sexualidad de los dos sexos. Este debate se sostuvo durante varios años y finalmente se silenció, hasta  Lacan. 
[3] J.Lacan, “Breve discurso en la ORTF”, Otros escritos, pg 243
[4] J-A Miller, Los seis paradigmas del goce