Boletín: Comentarios de "Arkangel"
En el marco del curso "Los miedos infantiles: una
lectura renovada" proyectamos un capitulo de la serie Bkack
Mirror, se trata de "Arkangel".
Contamos con los comentarios de María del
Carmen Arias, responsable del curso,y la participación de Florencia Tornavachio.
Las intervenciones del público revelaron el interés y entusiasmo que despertó el
material elegido para la ocasión.
Les dejamos los 2 comentarios para quienes deseen leerlo.
¡Fue una linda noche de cinedebate!
Comentario de "Arkángel"
María del
Carmen Arias
En el homenaje a Marguerite Duras, J.Lacan
afirma que el artista le lleva la delantera al psicoanalista y le desbroza el
camino.
Nos pareció interesante tomar el capitulo de
una serie de actualidad ya que creemos que esta afirmación de Lacan es mas que
oportuna para la ocasión.
¿Por que decimos que el miedo es un síntoma
social que suele acompañarse del control? Esta serie lo pone en evidencia.
Marcelo Barros en una entrevista con Telam de
hace algunos años afirmaba que: "El control es el paradigma del poder en
la sociedad post paterna".
Allí donde rige el control, las reglas ,los
protocolos, la funcionalidad radical de los aparatos técnicos y burocráticos,
se aspira a una forclusión del acto.
Un acto implica decisión ,cierta
arbitrariedad, cierta intervención creativa.
Hay una aspiración a regularlo todo,una ley
de hierro en la que cualquier decisión
sea considerada como algo intolerable.
La condición psicotizante es la de un medio
en la que no habría lugar para el acontecimiento, para que alguien pueda
autorizarse a algo.
La sociedad de control despoja a las figuras
patriarcales de su autoridad, pero también a cada uno de nosotros de la
nuestra.
Marie busca ayuda en el momento en que cree
haber perdido a su hija y el control de
su mirada ya no le alcanza. Busca mas control que encontrará en la" unidad
parental" que le ofrecen y que se
conecta al implante que tiene Sara, el cual no se podrá sacar de por vida.
Llamo mi atención la denominación usada
"unidad parental",dado que remite a parentalidad, termino que no le
es ajeno al psicoanálisis.
Lo parentalidad según M.H.Brousse es una de
la versiones de la modificación actual del discurso del amo. Es un neologismo y
se refiere a que hemos pasado de la autoridad paternal a la autoridad parental. Significante único que viene a reemplazar el de padre y madre. La relación ya no esta dada
por la diferencia significante sino por la equivalencia, es decir el valor
común.
En el lazo con el niño las funciones están cada
vez menos repartidas en base a la identidad sexual. Se tiene en cuenta en la
estructura el modo de goce de el o los
padres como un factor presente en el vinculo con el niño.
El goce de no perderla de vista en Marie es más
que evidente." Ver todo". Esto es el estrago materno, el ejemplo de
lo siniestro (lo familiar que resulta inquietante), la presencia de ese deseo
oscuro representado por la boca abierta del cocodrilo, el deseo de la madre, no
metaforizado por el nombre del padre, que siempre produce estragos.
Pero en determinado momento hay una respuesta
de Sara. Se podría pensar que algo de su deseo se pone en cruz con la demanda
materna, que se trata de un acto que pone en juego su propia decisión. Se pincha
el dedo, quiere ver su sangre, pero la sangre se pixela... Arkángel avisa a la
madre que el cortisol sube, la madre entra alarmada, recibe una
cachetada de Sara y a partir de ahí se
produce una consulta con un psicólogo.
La intervención del profesional tiene un
efecto aparentemente pacificador y es que
se deshaga de la unidad parental. La madre acepta y dice:
"Hoy vas a estar tu sola, sin Arkángel"
-Y tu no podrás verme?¿ No te enteraras si
pasa algo?
-No, pero no debes tener miedo...
En realidad debemos preguntarnos ¿quien tiene
miedo?...
El miedo
la asalta a esta madre cuando apaga la unidad parental.
Sara parece seguir su camino libre de esa
extrema vigilancia, no siendo vista todo el tiempo, empezando a ver el mundo sin
pixelarse y tomando sus propias decisiones.
La pubertad y el alejamiento de su hija que
comienza a tejer su mundo oculto para su madre provocan la locura materna en
Marie que la llevan a ejercer el control de una manera exagerada, a romper su
promesa, como esa ley insensata del superyo que intenta imponerse a cualquier precio, aumentando su vigilancia.
Sara al enterarse de los engaños y acciones
de su madre, parece contar con los recursos que le permiten tomar una decisión.
Irse de su casa no sin antes romper la unidad parental e intentar
sacarse de encima a su madre a los golpes...
Marie queda llamándola una vez más como cada
vez que no la ve, aparecen las imágenes de Sara bebe, niña y adolescente en
momentos de alejamiento y salida del campo de esa mirada siniestra. Momentos que
representan la angustia de esta madre cada vez que su hija no puede ser vista.
Un personaje que aparece en los primeros años
de Sara es su abuelo que vive con ellas .A diferencia de Marie, es proclive a
otros métodos de crianza donde el control y el miedo no son relevantes. Un padre
convencido de lo que hizo al ejercer su función paterna. Quizás sea una figura
que le haya permitido a Sara contar con algunos recursos para no quedar
capturada en el lugar de objeto de ese goce materno, estragante.
Comentario sobre Arkangel: Episodio 2; Temporada 4 de
Black Mirror
Florencia Tornavachio
El
capítulo de esta serie nos invita a infinidad de disparadores. Yo voy a
comenzar mi análisis con una mirada religiosa. Jodie Foster titula este
capítulo: “Arkangel”. Un Arcángel, para el cristianismo, es una categoría de
ángel. El prefijo “arc” significa:
“que gobierna, que dirige, que comanda, que lidera”. Y “angel” significa “mensajero de Dios”. Esto le da un significado a
la palabra Arcángel de “ángel jefe”, “ángel principal”.
Si buscamos
en los pasajes bíblicos, podemos encontrar citas en las que los arcángeles son
7, “los 7 ojos de Yahvé”, “la penetrante visión del Creador”. Uno de los
ángeles principales es Miguel. Aquí va una cita:“pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para
ayudarme”. Daniel 10:13.
Los
ángeles son figuras celestiales, vestidas de blanco, impolutas en las que, curiosamente,
no podemos determinar su sexo, porque no lo tienen. Los ángeles aparecen en
momentos críticos, de riesgo, nos salvan de la muerte, y, ¿por qué no de la
sexualidad?
Nuestro
capítulo comienza con una madre cansada en medio de una cesárea, culposa por no
haber podido continuar pujando. La separación madre-hijo no se va a producir de
un modo natural vía parto normal, por el cansancio de ella, sino que lo va a
producir la ciencia, con su intervención quirúrgica. Aquí podemos pensar que
aparece ya una imposibilidad por separarse de la niña. Una imposibilidad que la
tentó al primer instante en que esa separación se precipitó y el capitalismo
ofreció un dispositivo que impida esa separación.
Una
madre que, al primer esbozo de deseo, de mirar para otro lado, de centrarse en
otra cosa que no sea su objeto de goce, se encuentra con que esa hija
desaparece de su campo visual, y el terror la gobierna. La niña no se entera de
su propia desaparición, el miedo no es de ella. ¿De quién es el miedo cuando
hablamos del miedo de los niños?
Las
condiciones, entonces, son totalmente propicias para que esta madre, aterrada,
se suscriba a un dispositivo de control blanco, impoluto, que provea de esa
mirada absoluta que ella no ha podido garantizar desde lo real.
El
discurso capitalista se entromete en el lazo social, con un objeto tecnológico.
Esto no es algo nuevo hoy en día. Los dispositivos que vehiculizan el control
de la infancia en las nuevas crianzas abundan.
Pero
Arkangel, va a ser el dispositivo que gobierne, que dirija a esta niña, y que
oficie de mensajero a un Otro que nada quiere saber de la castración, a
un Otro fálico, omnipotente, al que el discurso del capitalismo le ha
garantizado “seguridad y paz interior” al instante. El discurso capitalista
viene a taponar la falta, y produce el cumplimiento del rezo religioso al ángel
de la guarda “dulce compañía, no me
desampares ni de noche ni de día; y si me desamparas qué será de mí?”.
En
el capítulo tenemos a una madre estragante que no se plantea esta pregunta, que
nada quiere saber sobre la experiencia del desamparo, que no posibilita a la
hija el chevuoi?, la imposibilita a
desear. Con el control sobre su cortisol, su alimentación, su ritmo cardíaco,
localizándola a cada instante y viendo a través de sus ojos, no hay posibilidad
de que esta niña se instale como sujeto de deseo.
La
niña elije un objeto fálico, un lápiz con mucha punta, para hacer un corte en
lo real, una marca sobre algo que desde lo simbólico no ha sido inscripto.
Busca sentir dolor, ver su sangre, instalar algo del deseo en juego. Y su
arkangel no se lo permite, ya todo está bajo control.
La
pulsión escópica está totalmente invadida por el deseo materno. Si es que se
puede hablar de deseo aquí. No hay posibilidad de que la niña aparezca como
sujeto deseante. Las marcas que ella quiere hacerse en el cuerpo, se ven
imposibilitadas por la omnipotencia materna, de la que la madre no quiere
hacerse cargo. Se pregunta: “¿Yo le hice
esto?” Queriendo correrse de esa responsabilidad depositándola
exclusivamente en el objeto, en el arkangel.
Su
pulsión de ver es borrosa, selectiva. No puede ver al perro que le ocasionaba
miedo, no puede ver videos en los que la sexualidad se pone en juego, no puede
ver a su abuelo desvanecerse, no puede ver llorando a su madre. ¿qué pasa aquí
con el duelo? ¿Qué pasa con la pérdida?¿Hay aquí un objeto perdido?
Luego
de esta escena, al decidir guardar el dispositivo, la madre dice “hoy vas a estar sola, sin arkangel”. Como
si desde ese momento fuera posible trasladar el control sólo al aparato
tecnológico, como si ese fuese el objeto a correr de la escena. Como si la
posición de objeto no la encarnara la niña misma.
Voy
a finalizar con una cita de Eric Laurent de una conferencia dada en Buenos
Aires en el año 2012, titulada “El psicoanálisis y la crisis del control de la
infancia”: Laurent dice que “…las armas
que da el psicoanálisis como pensamiento crítico permiten restaurar los
márgenes de la singularidad no conforme en ésta época, de un solitario que
trata de reducirla a un solitario individualismo de masa controlados por los
dispositivos de conformidad cada vez más insoportables y, propiamente dicho,
enloquecedores.”