Segundo cuatrimestre Erinda
Anudándonos al trabajo de transmisión realizado por Marcela Errecondo con sus colaboradores durante el primer cuatrimestre, realizaremos cuatro conversaciones clínicas sobre los desafíos que Niños Amos de padres alterados les plantean a los practicantes del Psicoanálisis.
Cuatro encuentros: segundos y cuartos martes.
Fechas: 9 y 23 Agosto,
13 y 27 de setiembre.
Horario: 20 a 21,30 hs
Colaboradores e integrantes del taller clínico "Nuevas configuraciones familiares": Bernacchia Liliana, Ercoli Irene, Gerevini María Virginia, Compiano Lorena, Thomas Natalia, Trevisan Cristina.
INSCRIPCIÓN: -CLIC AQUí-
Nuevos paradigmas de la paternidad.
Graciela María Giraldi
El psicoanálisis aloja desde sus orígenes los interrogantes sobre la paternidad - ¿qué es el padre, qué quiere mi madre?- y encausa el abanico de respuestas singulares que encuentran los analizantes, ya sean niños o adultos.
Hoy día, podemos leer que las funciones del padre y de la madre presentan cambios a gran velocidad.
Las nuevas configuraciones familiares constituidas alrededor del niño, son prueba de que el ejercicio de la paternidad no depende del macho genitor ni de la mujer que engendra al niño en su vientre, sino que es consecuencia de un deseo decidido y responsable de ser la madre o el padre de un niño.
En ese aspecto, cada niño viene al mundo gracias al Otro, en tanto es adoptado por el deseo del Otro.
Actualmente, tanto la Ciencia médica con la procreación asistida, como el ámbito jurídico, ofrecen soluciones a las dificultades que, en el acceso a la paternidad, encuentran las parejas del mismo sexo, los hombres o mujeres solas que quieren tener un niño, como también las parejas de heterosexuales que presentan inconvenientes con su fertilidad.
Ser padre y/o madre, hoy día, introduce el desafío de tener que armar nuevas modalidades de alianzas con el hijo.
El mismo psicoanálisis incide en esa perspectiva.
El psicoanalista Jacques Lacan se refirió al niño como el producto de un deseo parental no anónimo.
Y en 1975, en RSI, definía al padre por su virilidad, diciendo que un padre sólo tiene el derecho al respeto y al amor del hijo, si hace de una mujer el objeto “a” que causa su deseo sexual. (1)
En tanto ella consiente a ser su mujer, ocupará el lugar del síntoma de ese hombre. Pero también, cada mujer en tanto que madre se ocupa de otros objetos, que son sus niños.
Las analizantes mujeres dan cuenta de que el ser madres no las hace más mujer. En esa vía son lacanianas, pues Lacan ubicaba que a una mujer se la reconoce por su distancia a la madre.
Sigmund Freud subrayó, en sus textos sobre la sexualidad femenina, que la madre es la que quiere tener el falo que le falta, y encuentra esa equivalencia en su hijo. Percibimos que si la lógica del deseo de la madre es tener el falo, coincide con la masculina.
Por lo tanto, la posición femenina en cada mujer se diferencia de la del tener de la madre.
En ese aspecto, cada una está dividida entre la madre y en tanto que mujer. Especialmente, el hijo entra en su deseo como un objeto que la divide. Pero, en el peor de los casos, cuando el niño la colma, se convierte en el tapón que sella su falta, haciéndola sentir toda madre, no quedando restos para su deseo como mujer por el aplastamiento que sufre su femineidad.
Podemos observar que, el empuje a la feminización de nuestra civilización viene desdibujando la diferencia entre las funciones de la madre y del padre. Por lo tanto, que los hombres hoy colaboren en la crianza del niño cambiando pañales, alimentando e higienizando a sus hijos, los ubica más del lado de lo materno en el ejercicio de su paternidad, y en paridad con su partenaire sexual.
A distancia de la figura patriarcal y autoritaria que ostentaba el padre en la familia tradicional y de la madraza cual gallina ocupada de cuidar a sus pollos, esos modelos rígidos que se sostuvieron hasta los comienzos del siglo pasado, fueron mutando al uso de semblantes más flexibles acerca del padre y la madre compañeros de sus hijos, unidos por lazos transversales, haciendo red.
Un analizante niño, testimonia que él empezó a contar con su padre a partir de la nueva pareja de su madre; con su padre adoptivo el niño conversa, juega, se enoja, y rivaliza. En cambio, no media palabra con su padre biológico, ni tiene nada para decir sobre él. Es frecuente hoy, en la práctica analítica con niños, encontrarnos con padres identificados a sus hijos, sosteniendo posturas muy narcisistas, manteniendo una fuerte unión al “Yo ideal” como partenaire, con la consecuente deflación de su deseo viril, en tanto aman demasiado la imagen de sí mismos, permaneciendo enamorados del niño ideal de la madre y no de su mujer.
Cuando el padre no está a la altura de su función de humanizar el deseo, dice Jaques Alain Miller que:
“A falta de admitir lo particular del deseo en el Otro sexo, el padre aplasta en el hijo al sujeto bajo el Otro del saber. Por eso el padre, obliga al hijo a encontrar refugio en el fantasma materno, el fantasma de una madre negada como mujer.” (2) Desde la perspectiva Lacaniana, la puesta en función de la función paterna y materna se enlazan estrechamente a la vida, y a la corporización de un deseo, más que a la anatomía y a las identificaciones a papá y mamá.
De allí que resulta un forzamiento hablar de padres y madres de un modo general, en tanto, para el psicoanálisis, sólo existen fallados modelos de padres y madres. En esa vía, la solución para cada uno es la invensión.
La experiencia analítica pone en juego ese collage de piezas sueltas donde los analizantes -no sólo los niños- se interrogan por el padre, la madre y sobre la mujer que hay en ella.
1-“un padre no tiene derecho al respeto, sino al amor, más que si el dicho respeto, el dicho amor, está perè-verse ment orientado es decir hace de una mujer objeto a que causa su deseo”. JACQUES LACAN (21/1/1975).
2-Jaques-Alain Miller. El niño entre la mujer y la madre, página 14, Carretel Nº 1Nueva Red CEREDA, 1998.
Niños amos de padres alterados. 9/8/22 Conversación sobre Transformaciones sintomáticas de la época
Segundo encuentro virtual
- A Comienzos de Siglo pasado el niño freudiano cargaba con el peso del Ideal de la flia. En su texto "Más allá del principio del placer", Freud observando a su nieto Ernest de 18 meses quien jugaba placenteramente arrojando fuera de su cuna y trayendo hacia él una cuerda atada a un balón nos dice que el niño dominaba o toleraba sin desesperar la ausencia de la madre diciendo dos palabras Fort-Da (Allá acá). El juego del Fort Da nos enseña que es terapéutico pues el niño al jugar con su objeto se separa del objeto del fantasma de la madre, elaborando sus angustias, sus temores.
- Recuerdo una anécdota sobre Pichon Riviére, de quien recibimos Enseñanzas en la Facultad de Psicología a fines de los años 60 y comienzos de los 70 sobre Grupos terapéuticos operativos, la locura y el Psicodrama. En una ocasión Pichon R. quien tuvo un encuentro con Jacques Lacan, se molestó en un vuelo aéreo ante una madre que maltrataba a su hija a los gritos, zamarreándola, humillando a la niña que lloriqueaba en silencio. Pichon le dijo que debía respetar los derechos de la niña en tanto la tomaba a su hija como un objeto de maltrato, y que tampoco respetaba los derechos de los pasajeros al violentarlos con su escena de maltrato infantil. Tenemos la incidencia del Psicoanálisis en la cultura sobre el lugar del niño sujetado a sus derechos de ser criado y protegido por sus padres, a hablar y a quejarse si otros lo maltratan.
- Es reciente, al entrar a un Bar me encontré con una niña de cuatro o cinco años haciendo berrinches, revolcándose en el piso y llorando a los gritos como queriendo el juguete del bebé que estaba sobre la mesa donde su madre y su abuela merendaban y conversaban como si el mirar para otro lado resolviera el problema. La gente de ese sector del bar se fue retirando y cuando me dispuse a pagar la moza me aclaró que hacía 35 minutos que la niña lloraba sin parar y que como hoy por hoy está prohibido prohibir ya no existe el derecho de admisión de la casa y si alguna de las mozas se acercara a querer calmar a la nena, esas mujeres pueden tirarles con las tablas de la ley (protocolos) por la cabeza.