7° Jornada de Estudio del Instituto Psicoanalítico del Niño

 7° Jornada de Estudio del Instituto Psicoanalítico del Niño 

Argumento #2

por Yves Vanderveken


Noticias

En este regreso a clases, la prensa dice atreverse a la «cuestión tabú»: «¿Se han vuelto inmanejables los niños? [1]». Los centros institucionales de acogida y acompañamiento de la infancia y la adolescencia se enfrentan a los «trastornos del comportamiento», a menudo señalados como «intolerancia a la frustración» y «trastorno oposicionista desafiante». Las fuerzas de seguridad y el poder judicial, con frecuencia en desacuerdo sobre las conclusiones a sacar, constatan un rejuvenecimiento de los autores de los hechos delictivos. Las consultas psi recogen los testimonios y las demandas de ayuda de padres desconcertados, «abrumados» por su hijo y por el real de los síntomas que presenta. Se dice, además, los padres... «agotados».

Tan pronto como se desatan las pasiones, las divisiones salen a la luz. 

Divisiones
«Los hijos de ahora ya no escuchan el "no"», «siempre quieren tener la última palabra», «los padres dan (siempre) la razón al niño [2]». Denuncia de una «crisis de la autoridad» supuestamente contemporánea, que sin embargo Hannah Arendt ya analizaba en 1961[3], cuando es desde 1938 (!), en «Los complejos familiares en la formación del individuo» [4], que Lacan  abordaba el «declive social de la imago paterna» precisando de entrada que no era uno de aquellos que se afligen por un « supuesto relajamiento del vínculo familiar [5]». 

De ninguna manera, replican otros, oponiéndose a los partidarios de un « antes era mejor »: «Se escucha esto en cada generación», cada una es «diferente, pero ciertamente no más difícil». Se elogia la mayor «creatividad» de los «jóvenes de hoy», incluso su carácter «reivindicativo [6]». Se valora su emancipación, su acceso a la condición de sujeto de derecho, igualitario.

Los criterios de lectura se multiplican, se contradicen, se complementan o se descompletan. 

Formalizar el lazo padres –hijo 

Después de Freud, Lacan intentó, a lo largo de su enseñanza y de su práctica, formalizar, captar la naturaleza del lazo padres-hijo, de manera continuamente renovada, conducido a ello por el lugar exorbitante que ocupa la relación con la mamá y el papá  en la palabra analizante, cuando se intenta dar sentido al síntoma,: lo que dijeron o no dijeron, hicieron o no hicieron, lo que estuvieron o no, demasiado presentes, demasiado ausentes... ¿A qué necesidad responde esto? ¿Qué es lo que se transmite? ¿Qué función cumple? Las respuestas de Lacan han variado, se han afinado. Hay que estudiarlas.

Cuarto término

Sea como fuere, el lazo no es directo, no es en absoluto causal. Siempre hay que añadir al menos un cuarto término que también puede declinarse: el Otro, el lenguaje como tal, el falo, el objeto del fantasma, el síntoma de la pareja parental, el deseo no anónimo y particularizado, la encarnación de la Ley en el deseo, la elección del sujeto, la relación al goce, incluso la père-version, por citar sólo algunos. Las referencias abundan. También hay que desplegarlas. Sin mencionar la indicación fundamental de Lacan, de que la constitución subjetiva responde siempre a una referencia a tres generaciones sucesivas, de las que la posición del sujeto se hace respuesta, siempre singular, y contingente.

Expectativas y objeciones

Relación sobre el fondo de no-relación entonces. Si, en el mejor de los casos, el niño es, «antes de su nacimiento», un «polo de atributos», «es decir, de significantes más o menos ligados en un discurso», y, continúa Lacan, « será tal vez bajo su amontonamiento como se asfixiará un día», «no basta su relación enteramente futura con el entorno que le espera de sus semejantes y lo aboca al lugar que ocupa en sus proyectos». «El lugar que el niño ocupa en la estirpe según la convención de las estructuras del parentesco, el nombre de pila que a veces lo identifica ya con su abuelo, los marcos del estado civil y aun lo que denotará su sexo, son cosas éstas que se preocupan bien poco de lo que él es en sí mismo ¡que surja pues hermafrodita, a ver qué!» [7]. (¡Vaya!, ya una cuestión de género...). Es, por lo tanto, en este intersticio, en esta oposición a que el sujeto encontrará la manera de colarse, de constituirse, en fin, que tendrá que jugar su juego con las cartas que hereda. En este sentido, el sujeto exaspera siempre algo de las expectativas de los padres [8], y es mejor así. Es allí que surge como desalienándose

Carencia estructural

Si por otra parte Lacan ha formalizado, en términos lógicos, el Edipo freudiano en metáfora paterna, no aísla la famosa función del Nombre-del-Padre más que para situar inmediatamente su carencia fundamental y estructural. No hay orden simbólico que acabaría con lo pulsional, con la opacidad de lo sexual para todo ser hablante, con un deseo que insiste, con un goce que nunca es el bueno. También en este caso, un exa-padre (exas-père) terrible, tan exasperante para el otro como para el propio niño, que se ve confrontado a un otro a sí mismo cuya angustia y pasaje al acto son los que responden. Es lo que da al síntoma su necesidad y su función - como respuesta, bricolaje, anudamiento a lo que Lacan designará como no-relación sexual.

En efecto. Hasta aquí la estructura. Pero, ¿cuáles son las modalidades contemporáneas? ¿A qué real responden hoy? 

Deconstrucción de marcos y paliativos

Si Lacan evoca, en un estilo que podría ser acusado de chapado a la antigua, «los marcos del estado civil», es preciso constatar su modificación por la deconstrucción reivindicada que hace posible el discurso de la ciencia y el discurso jurídico. La revuelta contra el patriarcado es sintónica con la dimensión del síntoma aislado, y acogido por el psicoanálisis. La confusión de los roles, hasta aquellos en los que Lacan constataba (desde 1938) la reducción de la familia a «su grupo biológico [9]», incluidos los del padre y ahora también de la madre, no deja de tener eco con la puesta en cuestión de las identidades que opera el psicoanálisis. El psicoanálisis, sin embargo, conoce lo irreductible de lo real y los efectos contables, en términos de síntomas, cuando, se erra del ideal no solo por prescindir del Nombre del Padre, sino también por rehusarse a servirse de él [10].  

Una mayor «libertad [11]», un horizonte seguro de mayor igualdad, horizontalidad contra verticalidad, las cartas se distribuyen de manera diferente, las combinaciones son nuevas, múltiples y multiformes. Sin el recurso a los discursos establecidos de las tradiciones que definían algunos contornos de los roles parentales y educativos, la vía es, en el mejor de los casos, la invención a medida de hacer familia [12]; en el peor, el desamparo.

Roída hasta los huesos la dimensión simbólica de los roles parentales y educativos, los discursos sobre las paternidades abundan, intentando tomar el relevo, aplastando a menudo a cada uno bajo nuevos ideales que hacen caso omiso de la no-relación y conducen a cada uno, padres e hijos, a una carrera extenuante por su desarrollo personal y productivo.

Nuevos significantes

Adicción, depresión, Burn Out (en este caso de los padres)... son los nuevos significantes de los sufrimientos contemporáneos que designan la conexión-desconexión de cada uno, padres e hijos, sobre los diversos objetos de la pulsión. Los trastornos de la atención, de la concentración, del comportamiento y del apego, TDAH y otros TSA, absorben la sintomatología del niño que, no incauto (non-dupe), entre agitación sin freno y aburrimiento, signa los contornos del malestar en la civilización de hoy.

 El derecho a la autodeterminación

¿Qué horizonte se perfila por la autodeterminación, cada vez más precoz, en la que el niño es empujado a que se lo tome al pie de la letra y debe dar cuenta, en el acto, desde su más tierna edad, de sus dudas, de sus «divisiones subjetivas» e interrogantes existenciales, hasta de su identidad sexual? Hasta no hace mucho tiempo, los padres tenían que asumir la responsabilidad, para permitir el tiempo de la infancia [13], donde germinaría la relación al saber [14] que sobredeterminaría las elecciones sintomáticas más tardías. ¿Cuáles son los efectos de las tendencias que ven con ojo progresista la idea de retirar la autoridad parental sobre estas cuestiones, incluso negar al practicante (¡hasta lo penal!) el derecho ético de permitirles desplegar un intercambio fundado en la función y el campo de la palabra y del lenguaje? ¿Cuáles son, por el contrario, los efectos de las creencias reaccionarias que no ven el horizonte educativo más que en un retorno a la figura del padre legislador, del que Lacan ya había aislado que era el de la psicosis? 

 Las modalidades del síntoma 

Conocíamos la grosería [15] del niño-falo mimado, la agitación del niño-rey, la petrificación del niño-objeto, las fobias infantiles, el síntoma somático, y otras. ¿Qué formas toman los síntomas de los hijos que los padres dirigen actualmente a aquel o aquella que se orienta por el psicoanálisis? ¿Y qué es lo que hace, por otra parte, síntoma para él, el niño, en su relación a los padres o no? ¿Cómo los aborda, los trata, el practicante? Esto es lo que quiere poner al trabajo la 7° Jornada del Instituto Psicoanalítico del Niño.

Programa clínico

Muchos de los nuevos síntomas son «difíciles de considerar como neuróticos», pero no obstante no pueden «calificarse de psicóticos». Eric Laurent nos invita por lo tanto a un programa: «buscar caso por caso, en las parentalidades de hoy y en los problemas clínicos a los que estas familias se confrontan, lo que constituye una excepción suficiente del lado mujer y del lado hombre para poder definir lo que impacta (épate) a la familia. Búsquenlo, bajo estas dos vertientes, femenina y masculina, y encontrarán lo que sirve de padre en la configuración de los goces de hoy [16]».

Pues bien, trataremos de abordarlo entre otras cosas, desde una perspectiva ajustada a Saturno devorando a su hijo que está en la portada del Seminario, libro 4, de Lacan La relación de objeto en su versión francesa. Hemos añadido, en nuestro afiche, la dimensión cactusiana de lo que se traga.


Traducción: Celina Coraglia


[1]  Burgraff É. Et Hutiin C., « Rentrée scolaire : les enfants sont-ils devenus ingérables ? », disponible en el sitio del periódico Le Soir.

[2] Ibidem.

[3] Arendt H., in La crise de la culture, Folio Essais, Gallimard, 1989.

[4] Lacan J., « Los complejos familiares en la formación del individuo », Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2021, pp. 71.

[5] Ibidem.

[6] Burgraff É. Et Hutiin C., op. cit.

[7] Lacan J., « Observación sobre el informe de Daniel Lagache : « Psicoanálisis y estructura de la personalidad », Escritos 2, Buenos Aires, Siglo XXI editores, 2002, pp. 632-633

[8] Sommer-Dupont V., « ¡Padres Cuestionados! », argumento de la 7°  Jornada del Instituto psicoanalítico del niño.

[9] Lacan J., « Los complejos familiares en la formación del individuo », ibid., pp.71.

[10] Lacan J., El Seminario, libro 23, El sinthome, clase del 13 abril de 1976, Buenos Aires, Paidós, 2012, pp. 133.

[11] Ver las recurrentes observaciones de Lacan sobre la libertad.

[12] Roy, Daniel. “Padres exasperados – Niños terribles”. Texto de orientación Hacia la 7ª Jornada del Instituto Psicoanalítico del Niño. 2021. Inédito en castellano. Disponible en francés: https://institut-enfant.fr/uploads/2021/01/parents_exasperes.pdf 

[13] Según la expresión de Éric Zuliani, « El tren loco de la disforia de género », disponible en Lacan Web TV.

[14] Lacan J., El Seminario, libro 16, De un Otro al otro, clase del 14 de mayo de 1969, Buenos Aires, Paidós. pp.293

[15] Miller, J.-A.  Donc, La lógica de la cura. Buenos Aires, Paidós, 2011. 

[16] Laurent, É., « Parentalidades después del patriarcado ». Inédito en castellano. Disponible en francés en https://institut-enfant.fr/zappeur-jie7/parentalites-apres-le-patriarcat/