Boletín: Niños violentos, por Jacques Alain Miller.
NIÑOS VIOLENTOS*
Jacques-Alain Miller
Intervención de clausura de la 4ta Jornada del
Instituto del Niño18 de marzo del 2017
Niños violentos es
el título que elegí de acuerdo con Daniel Roy para la próxima jornada del
Instituto Psicoanalítico del Niño. Las dos palabras se escriben en plural, el
niño violento no es un ideal-tipo. Daniel Roy me pidió abrir algunas líneas de
trabajo para la preparación de esta jornada en el Instituto; le he devuelto ese honor y dio lista de temas que merece ser
publicada.
El síntoma, en la
encrucijada
Mi primer
pensamiento fue preguntarme si la violencia en el niño era un síntoma.
Este es a
menudo mi método: partir de la primera idea que viene a la mente, sin juzgar si
es buena o mala. Es un principio que puede autorizarse del psicoanálisis. Dado
que se trata de abrir un trabajo, desplegaré el curso de mi pensamiento a partir de ese punto de inicio.
Si presentara ante ustedes una obra terminada en lugar de líneas de trabajo, al
final de mi presentación comenzaría el
desarrollo de un trabajo acabado. Como
método, creo que esta frase del general De Gaulle en sus Memorias: “Hacia el complicado Oriente, volaba con
ideas simples”. Yo también soy partidario de volar con ideassimples. Lacan lo
permite porquecuando se aborda un tema a partir de su enseñanza, aplicamos a
menudo, de entrada, la repartición entre
real, imaginario y simbólico. Basta con aplicar esta malla en una cuestión
para, por regla general, tener un punto
de partida. Cuando una cuestión es complicada, me inclino por partir de ideas simples; cuando una cuestión es simple, estoy por hacerlacomplicada, al complicarla
se produce un efecto caótico del que pueden surgir ideas.
Mi punto
de partida fue preguntarme si la violencia en la infancia era un síntoma y por qué. Porque decir síntoma
en psicoanálisis es decir desplazamiento de la pulsión, o al menos, en términos freudianos, sustitución de una
satisfacción de la pulsión, lo que, en lacaniano, se puede traducir como goce. Sin embargo, la
violencia ¿no se produce cuando precisamente no hay ese desplazamiento, esta
sustitución, ese ersatz, como se expresa Freud? Esta
es la cuestión que me planteé: la aparición de la violencia ¿no es el
testimonio de que no ha habido sustitución del goce?
En esta
perspectiva, he querido asegurarme de la definición freudiana de síntoma. Para
encontrar los lugares donde Freud trata el síntoma, tuve la debilidad de buscar
en el Diccionario de psicoanálisis y
para mi sorpresa, me di cuenta -les informo de mi pequeño viaje- de que no hay ninguna
entrada “síntoma” en el Diccionario… de
Laplanche y Pontalis, al menos en la edición que tengo y que debe ser la
primera. Falto de la ayuda de Laplanche-Pontalis, tuve que recurrir directamente
a Freud y sencillamente a Inhibición, síntoma. Habría podido también remitirme a ese
capítulo de la Introducción al Psicoanálisisque me gusta mucho,
acerca de “Los caminos de la formación del síntoma”, -Lacan lo sigue con
gran precisión en su texto La dirección de la cura y los
principios de su poder. En el capítulo II de Inhibición, síntoma y angustia, Freud define el síntoma
como AnzeichenundErsatz, es decir, “signo y sustituto”, einerTriebberfriedigung, “de una satisfacción de la
pulsión”. Freud agrega un adjetivo, unterbliebenen, que
se encuentra en el diccionario Harrap´s francés-alemán:
se reconoce el prefijo Unter, que significa
“debajo” o “abajo”, pero que también tiene otros significados, especialmente “lo que no
ha sucedido, lo que no se reproduce más”. En su excelente traducción de Inhibición, síntoma y angustia, Michel Tort traduce esta
frase por “el síntoma es el signo y el sustituto de una satisfacción pulsional
que no ha tenido lugar”[1].
Si yo hubiera tenido que traducirlo, le habría dado un pequeño acento heideggeriano al
adjetivo diciendo “una satisfacción no advenida”.
El goce rechazado
El
síntoma es definido aquí como el ersatz (sustituto-sucedáneo-reemplazo),
diría, de un goce rehusado. Voy a utilizar este adjetivo porque tengo en mente la
frase de Lacan con la que se cierra “Subversión del sujeto…”,
poco después que haya hablado del
“narcicismo supremo de la causa perdida”. La última frase es esta:“La castración quiere decir que el goce sea
rechazado, para que pueda alcanzarse en la escala inversa de la Ley del deseo”[2].
Esta definición de la castración merecería figurar en un Vocabulario lacaniano. La castración no se define
aquí desde el falo, se define directamente a partir del goce, es decir a
partir de la pulsión. Se define a partir de lo que Lacan designa muy
precisamente como un rechazo del goce, lo que introduce una referencia a la
iniciativa del sujeto, en el marco de una elección -se acepta o se rechaza.
Me viene
a la mente la imagen icónica de Hércules en la encrucijada,
debiendo elegir, en la fábula de Paródico de Ceos, entre el camino del vicio y
el camino de la virtud. Se trata de un
paradigma barroco al que Erwin Panofskyha
dedicado un estudio, un pequeño libro[3].
Es Hércules, si puedo decirloasí, después de la niñez, en el umbral de la edad
adulta, colocado ante la elección de la virtud, arduo camino que pasa por el
trabajo o por la voluptuosidad. Esta
historia tuvomuchas representaciones
desde el final del siglo XIV al siglo XVI.
He consultado Google indicando
simplemente “Hércules en la encrucijada” y encontré un artículo muy interesante
que encontrarán si les apetece en esta dirección[4].
De esta
manera, castración = rechazo de goce, a continuación de lo cualel goce tendrá lugar. Lacan introduce un razonamiento
que lleva la marca de la
dialéctica, el goce debe ser rechazado para que pueda
advenir. No debe haber ocurrido para advenir. Sería una astucia del
goce así como Hegel habla de astucia de la razón. De hecho, se trata de que la
castración es un desplazamiento del goce, que el goce debe ser rechazado en un cierto nivel para que pueda ser alcanzado al nivel de la ley. Debe ser
rechazado en lo real para ser alcanzado bajo la égida de lo simbólico. Lo que Lacan
llama la ley del deseo, es precisamente ese rechazo del goce en lo real, el
pasaje del goce hacia lo íntimo, (dessous;
también los fondos). Esto es lo que repercute en la metáfora paterna, que es
la traducción en términos edípicos del proceso de la represión, y que puede ser
generalizado si planteamos que el
operador clave de la represión es el lenguaje en si mismo, la palabra, que
opera ese pasaje a lo íntimo, al fondo, del
goce, en el sentido en el que bloquea su
advenimiento.
El precio
de este proceso, el resultado del proceso de represión,
como Freud se expresa, es precisamente
el síntoma. El precio de la represión es la formación del síntoma como signo y
sustituto de un goce no advenido. En otras palabras, la legalización del goce
se paga con la sintomatización. El ser humano como parlêtre está condenado a ser sintomático.
Como
resultado, el goce es siempre un goce desplazado, de igual modo en que hablamos
de personas desplazadas -el goce nunca está en el mismo lugar, nunca en su
lugar original, básicamente exiliado. Esto no es ajeno a nuestra actualidad.
Digamos solamente que los migrantes vienen a buscar en Occidente lo que es para
ellos un goce otro- se esperan cientos
de millones de personas en el curso del siglo XXI, va a ser un fenómeno a la
vez masivo y esencial en la re-estructuración de nuestras sociedades. Como tal,
por supuesto, estas grandes migraciones son un síntoma del malestar en la civilización
del mundo civilizado, tanto en su
civilización como en la nuestra.
Dejo esto
de lado en esta presentación. Me
contento con decir que es el fondo sobre el que aprecio las frases de Lacan
citadas muy recientemente por Antonio di Ciaccia, que termina su artículo
escribiendo: “Si queremos usar una brújula, recordemos con el escrito “Joyce el
Síntoma” de Lacan, que “la historia no [es] nada más que una fuga, en la que no
se cuentan más que los éxodos” y que “no
participan en la historia más que los
deportados.”[5].
Se trata del éxodo del goce, del goce que esta deportado.
Diez puntos sobre la
violencia en el niño
Una vez establecidas estas
ideas simples, propongo algunos puntos sobre la violencia en el niño.
1. Primer
punto, punto de partida que retomaré eventualmente más adelante, la
violencia en los niños no es un síntoma.
2. Es incluso lo
contrario de un síntoma.
3. No es el
resultado de la represión, sino más bien la marca de que la represión no ha operado.
4. Demos un
paso más preguntándonos, la violencia, y
especialmente la violencia en el niño, ¿de qué pulsión sería la satisfacción? Adelantaré
esta respuesta: la violencia no es un sustituto de la pulsión, es la pulsión.
No es el sustituto de una satisfacción pulsional.
La violencia es
la satisfacción de la pulsión de muerte. Tengamos en cuenta que el
oponente de Eros, en el mito al que Freud se refiere, el opuesto del amor no es el odio, es la muerte, Tánatos.
Aquí, debemos diferenciar la violencia y el odio. El odio está del mismo lado
que el amor. Tanto el odio como el amor están del lado de Eros. Por esta razón se
justifica que Lacan hable de odioamoramiento, palabra
que hizo fortuna. El amor y el odio son modos de expresión afectiva de Eros.
5. El odio está
del lado de Eros, esde hecho un lazo al otro muy
fuerte, es un lazo social eminente.
Leí recientemente en algún
lugar una‘Llamada contra los partidarios del odio’. Me dije que no soy un fan
del odio. A Marine Le Pen no la odio; de alguna manera, no la amo lo suficiente
para odiarla. En este sentido. Me inclino más bien a burlarme.
Sin embargo, en la
corriente de la que ella procede, es muy legible un odioamoramiento hacia los judíos. Se les prestan
poderes fantásticos. El pueblo judío es claramente elobjeto de una
extraordinaria fascinación, pueblo antiguo
que sobrevivió a la persecución gracias a su relación al
litoral de la letra. Es tanto un objeto
de fascinación como de repulsión, mientras que, por mi parte, al no odiar a los
fascistas, me veo inclinado más a la violencia contra ellos.
6. La violencia está del lado de Thánatos. Para citar el título de
un famoso libro de La Boétie, el amigo
de Montaigne, es el goce del Contra uno[6]. En Freud, clásicamente, Eros fabrica Uno, establece
lo sociable, pone lazo, mientras que Thánatos deshace los Unos, desliga,
fragmenta, incluso diré que dispersa como un rompecabezas, para retomar una
famosa frase de los Tontonsflingueurs (película francesa, Gánster a la fuerza,
en español).
El niño
violento, es el que rompe y que encuentra una satisfacción en el simple hecho
de romper, destruir. Habrá que interrogarse sobre el goce que está involucradoen ello y en lo que podría llamarse
“el puro deseo de destrucción”. Cuando denunciamos a los alborotadores, se denuncia a fin de
cuentas el puro goce de alborotar. No se denuncia la política de los alborotadores,
se denuncia el plus-de-goce implicado en la
violencia de los alborotadores.
A respecto -les doy mis
asociaciones de ideas-, se le ha reprochado mucho a André Breton la frase en la
que en el “Segundo manifiesto surrealista”, define el acto surrealista.
Todas las almas bellasse aplicaron a
ello, uno de los primerosAlbert Camus, que le consagró algunos reproches. Por
mi parte, me gusta mucho esta frase de André Breton -en el contexto de hoy día,
no se pueda confiar esto a todo el mundo-.
“El acto surrealista más simple consiste
en salir a la calle empuñando revólveresy tirar sobre la multitud al azar
cuantas veces sea posible”. Después del Bataclan y otros incidentes
pasados, presentes y por venir, por supuesto es problemática. Esta frase fue
muy reprochada a André Breton. ¡Imagínense si lo hubiera dicho hoy!
Pero hay que leer la
segunda frase: “Quién no ha tenido,
siquiera una vez, deseos de acabar de ese modo con el pequeño sistema de
envilecimiento y cretinización que en vigor tiene su lugar señalado en esa
multitud, con su vientre a la altura del tiro”. La segunda frase deja en
claro la primera. Hace comprender que sólo se trata de un fantasma. Breton dice
que se debe haber tenido ganas al menos una vez. No dice que debe hacerse. El acto surrealista, como él dice, es
el acto terrorista, pero como semblante. El surrealismo no es terrorismo. Oes
“el terror en las letras”, como se expresa Jean Paulhan. Es una postura
literaria.
Los surrealistas estaban
animados por el deseo de pasar a la zona inferiorde la civilización para
rencontrar el mundo no alterado de la pulsión, para escribir a la altura de la
pulsión. Es un sueño, porque pensaban
alcanzarlo, no por el uso de las armas, sino por un cierto uso de la lengua, que
sin embargo es el primer resorte de la represión.
Leo que
“revólver” está en plural y el “puño” en singular en la fórmula “revólveres en
puño”. Si se tratase verdaderamente de revólveres, “puño” debería estar en plural, porque no se puede tener dos pistolas
en la misma mano. Vi esto en algún western. “Revólveres en el puño” significa “lapiceras en la mano”. En la representación
cinematográfica común de los asesinos, el asesino de la mafia mata fríamente,
precisamente sin ninguna frase. Breton había tomado todas sus precauciones, ya que añadió en una nota que su
“intención no es recomendarlo”. No veo lo que había que reprocharle. Sólo daba
un eco sensacional a lo que André Gide había puesto en escena en Los sótanos del Vaticano -que, percatémonos, son
de 1914, antes de una gran masacre que no fue sólo semblante -, es decir,el
acto gratuito es precisamente aquel de Lafcadiotirando del tren al pobre
AmédéeFleurissoire. Los surrealistas estaban fascinados por ese pasaje del acto
gratuito en Gide. No desarrollaré lo que Marguerite Bonnet (que también conocí en la mesa de Lacan), erudita de Breton, ha señalado en este sentido.
El acto
gratuito, es decir el acto de violenciagratuito, fascinaba, porque Gide hacía
de ello precisamente un asesinato irracional, que presentaba como colmo de la
libertad porque era independiente de cualquier causa. Si se piensa, es una
versión de la causa perdida. Se trata en ese imaginario de un acto sin razón
que se opone al principio de razón de Leibnitz que quiere que “nada es sin razón”. A lo
que ya AngelusSilesius respondió de antemano en su famoso verso – comentado por Heidegger y
citado por Lacan –“La rosa es sin por qué”.
Tratándose
del niño violento, no hipnotizarse sobre
la causa.” Hay una violencia sin porqué que es en sí
misma su propia razón, que es sí misma un goce”. Sólo en un segundo
tiempo se le buscará su determinismo, la
causa, el plus-de-goce que es la causa del deseo de destruir, de la activación
de este deseo. Como he dicho, por regla general se la encuentra en un defecto del proceso de represión, o en términos edípicos, en un fracaso
de la metáfora paterna.
7. Tratemos
de introducir una pragmática del abordaje del ”niño violento” en
nuestro campo. Puede ser que la violencia del niño anuncie, exprese una
psicosis en formación. En mi opinión, se deben considerar los siguientespuntos:
a)La violencia infantil¿es una
violencia sin frase? ¿Es la irrupción pura de la pulsión de muerte, un goce en lo real?
b) ¿Puede el paciente ponerla en palabras? ¿Es un puro goce en lo
real o bien es simbolizada o es simbolizable?
c) Que sea un puro goce en
lo real no muestra necesariamente la psicosis. No es necesariamente una promesa
de psicosis. Traduce en todos los casos una desgarradura en la trama simbólica
la que se trata de saber si es puntiforme o extendida.
d) En el caso de una
violenciaque puede hablar -hay algunas veces violencias parlanchinas-, hay que saber
lo que dice. Buscamos entonces lo que yo llamaría un rastro de
paranoia precoz.
Ayer vino
un colega a exponerme en control el caso de un joven adulto a propósito del que
se preguntaba “¿psicosis o no?”.
Hablando, encontramos en su historia el hilo de una posición de aislamiento, un
sentimiento de estar separado, con el esbozo de un “ hablan –ellos”: sus compañeros, los otros estudiantes-, “hablan
mal de mí”, que es un ligero e incluso muy ligero afecto de difamación. Solo
eso, que era muy tenue, puesto que la colega no me lo había señalado al comienzo,
constituía ya un empuje-a-la-mujer (pousse-à-la femme) infantil. Joven
adulto, lo encontramos violentamente enamorado de un ex – compañero de clase, a tal punto que la colega me hablaba
de erotomanía, pero no en el sentido de G.G. de Clérambault, porque era él quien
amaba a ese chico.
Como
parte de nuestra investigación sobre los niños violentos, busquen discretos rastros de paranoia temprana,sin olvidar que
el sujeto aparece, que el niño nace bajo la égida de la paranoia. Como indica Lacan en “Posición del inconsciente”,
el sujeto, “ ‘ello’ habla de él y ahí es donde él se aprehende.[7]”
La “Observación sobre el informe de Daniel Lagache…”[8] incluye
también un pasaje muy elocuente sobre la
determinación del sujeto por el discurso que le es anterior. Antes ya de que aparezca, ello habla de él.
En un aspecto, podemos
utilizar la visión determinista del niño. Hay
causa de la violencia cuando, buscando clásicamente en la relación, el
diálogo, de los padres, el discurso del entorno, resulta que el niño puede
estar asignado muy tempranamente en el lugar del violento, del pendenciero; el
analista le permitirá entonces tomar sus distancias con el significante
asignado por el Otro. En otro aspecto, el sujeto debe considerarse como lugar de indeterminación; entonces nos preguntamos “¿Qué elección hizo? ¿Qué orientación tomó?”;
aquí, la respuesta es indeducible, la
causalidad es inasignable. Este aspecto no se aborda más que après-coup, por lo tanto es necesario ser muy minuciosos en el registro de las
palabras de este niño.
La violencia que habla
puede ser tanto de orden paranoico como
histérico. Diremos que es histérica cuando tiene valor de demanda de
amor o de queja por la falta-en-ser, es
decir cuando se sitúe en el registro de Eros. En el registro de Eros, la
violencia del niño es el sustituto de la satisfacción no-advenida de la demanda
de amor. Entonces, la violencia es de hecho un síntoma, y, se puede decir, un
mensaje invertido -lo que corrige el carácter absoluto de lo que había
presentado en el punto 1.
8. En lo que
concierne máspropiamente a la represión de la Triebbefriedigung, teniendo
en cuenta al Freud posterior a Inhibición, síntoma y angustia,
uno debe preguntarse también sobre la
defensa ante la pulsión, una defensa que se inscribe más acá del nivel de la
represión. Hay que distinguir cuando
la violencia aparece en una falla proceso de represión o en un defecto en el
establecimiento de la defensa. Por supuesto, se la encuentra más fácilmente en el primer caso que en el
segundo. Aunque la violencia en el niño sea de orden psicótico, se puede
intentar implementar un significante de la autoridad, un ersatz que
haga las veces de significante-amo. Esto puede encontrarse, si llega el caso, cuando se trata de un niño criado por una
pareja de mujeres. Una de ellas generalmente asume el valor de S1. Puede
encontrarse en los matrimonios de lesbianas contemporáneos, pero también cuando
un niño es criado por su madre y su abuela, como es el caso de un distinguido
político que habla gustosamente de ello y que parece haberse desarrollado
normalmente, incluso si tiene una
relación difícil con la difamación.
9. Hemos
evocado el pasaje de la violencia delo real a lo simbólico, no olvidemos lo
imaginario. En lo que atañe a los dos primeros registros, hay que “distinguir la violencia como la emergencia de una potencia en lo
real y la violencia simbólica inherente al significante, implicada
en la imposición de un significante-amo. Cuando esta imposición de un
significante-amo falta, el sujeto puede encontrar un ersatz marcándose él mismo -escarificación,
tatuaje, piercing, diferentes maneras de cortarse, de torturarse, de hacer
violencia sobre su cuerpo.
Hoy en
día, está tan extendido que es moda, es
un fenómeno de civilización, es superficial, pero diré que es el síntoma de la
perturbación que conoce el orden simbólico heredado de la tradición. Estos
síntomas resaltan en lo que, ante el público uds.forman, voy a llamar en la
ocurrencia “la psicosis civilizacional normal”,
es decir compensada, con suplencia.
Dicho
esto, siempre hay que saber por qué algunos sujetos son más sensibles que otros al punto
de tener que hacer violencia a sus cuerpos. Por ejemplo, hoy en día los
transgéneros, que se manifiestan a menudo muy temprano en la infancia, han
obtenido un reconocimiento social y legal que antes se negabaincluso a los
homosexuales. Eso no impide que cualquier cambio deseado en el cuerpo propio mediante un acto quirúrgico justifiqueuna
mirada analítica. Se me dirá: “ Bueno, en fin,…los implantes de pelo,
la cirugía dental, la cirugía estética, ¿no va a poner al psicoanálisis en juego en este
nivel?” Está por ver…En efecto, sabemos que existen actos de cirugía
estética que responden a la corrección neurótica de la imagen del cuerpo, pero
otros son claramente inspirados por la psicosis.
-
“Sobre la violencia en lo imaginario –no lo
desarrollaré-, hemos de referirnos al
estadio del espejo”, que es una forma sincrética entre la
observación de un hecho clínico por un psicólogo, el profesar Henri Wallon y la
dialéctica del amo y del esclavo en Hegel, destacada por Alexandre Kojève; en
otras palabras, es un bricolaje genial de Lacan entre Wallon y Kojève. Vemos
que este bricolaje funciona…que marcha. Es una idea simple que pondremos en
juego en nuestras investigaciones sobre los niños violentos. Esto es lo que me inspiran los primeros puntos que me
había indicado Daniel Roy:”cuando el otro eres tú y tú eres
el otro (transitivismo);”cuando el otro es un intruso y roba el objeto más
precioso (el término lacaniano de jalouissance, que fusiona celos
y goce[9”].
Les dejo la tarea de leer el artículo de Lacan sobre “El estadio del espejo…” y
el de “La agresividad en psicoanálisis”.
Es, por supuesto, un registro muy
diferente cuando, como dice Daniel
Roy, “el niño se golpea la cabeza contra los muros…del lenguaje”,
porque el fenómeno refleja el fracaso del proceso de defensa.
Concluyo.
Dejo en blanco la violencia
en el niño considerado como un sinthome, en el otro
cabo de la enseñanza de Lacan. Recordaré simplemente que hay que dar su lugar a
una violencia infantil como modo de goce, incluso cuando es un mensaje, lo que significa
que no hay que entrarle de frente. No olvidemos
que no corresponde al analista ser el
guardián de la realidad social, que tiene el poder, eventualmente, de reparar un defecto de lo simbólico o reordenar la defensa, pero
que, en los dos casos, su efecto propio no se produce más que lateralmente. En
mi opinión, el analista debe proceder con el niño violento preferentemente por la dulzura, sin renunciar a utilizar, si es
necesario, una contra-violencia simbólica.
No aceptaremos ciegamentela
imposición del significante “violento” por la familia o la escuela. Puede ser
solo un factor secundario. No descuidemos que hay una rebelión del niño que
puede ser saludable y diferenciarse de la violencia errática. A esta revuelta, estoy a favor de acogerla, porque una de mis
convicciones se resume en lo que el presidente Mao había expresado en estos
términos: “Hay razón en rebelarse”[10].
*Texto no
leído por el autor, publicado con su amable autorización en la revista Carretel
nº14
Intervención
de clausura de la 4º Jornada del Institut de l’Enfant. Transcripción y edición
de HervéDamase, PascaleFari y Daniel Roy. Traducción Luis Alba
[1] S. Freud. “Inhibición, síntoma y
angustia”, in Obras completas, volumen XX. Buenos
Aires :Amorrortu Ediciones, 2010.
[2] J. Lacan. “Subversión del sujeto y
dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”, in Escritos, tomo II. México: Siglo XXI Editores, 2013.
[3] Cf. E.
Panofsky. Hercule à la croisée des chemins. Et autres
matériaux figuratifs de l’Antiquité dans l’art plus récent. París:
Flammarion, 1999.
[4] M.-P. Harder. “Hercule à la croisée des
chemins, figure exemplaire de la conscience baroque ?”, Silène, revue du Centre
de recherches en littérature et poétique comparées de Paris Ouest-Nanterre-La
Défense, 18 septembre 2008 (www.revue-silene.com).
[5] A. di Ciaccia. “Contre une dérive si
funeste”, Lacan Quotidien, no 636, 20 de marzo del 2017.La cita de J. Lacan
es de “Joyce el síntoma”, en Otros escritos. Paidos. Bs.As. 2012, p.595.
[6] Cf. La Boétie É. de, De la servitude
volontaire ou Contr’un. París : Gallimard, 1993.Discurso de la servidumbre voluntaria
o el Contra uno. Tecnos Madrid 2007.
[7] J. Lacan. “Posición del inconsciente”,
in Escritos, tomo II. México: Siglo XXI Editores, 2013.p
795.
[8] J. Lacan. “Observación sobre el
informe de Daniel Lagache: Psicoanálisis y estructura de la personalidad”,
in Escritos, tomo II. México: Siglo XXI Editores, 2013.p
617-651.
[10] Véase el artículo de J.-A. Miller. “Comment se révolter”, in La Cause freudienne, no 75, julio
2010, pp. 212-217.
Texto original en francés: https://www.apreslenfance.com/?wysija-page=1&controller=email&action=view&email_id=167&wysijap=subscriptions