Boletín: Niños violentos, por Jacques Alain Miller.


NIÑOS VIOLENTOS*

Jacques-Alain Miller
Intervención de clausura de la 4ta Jornada del Instituto del Niño18 de marzo del 2017

Niños violentos es el título que elegí de acuerdo con Daniel Roy para la próxima jornada del Instituto Psicoanalítico del Niño. Las dos palabras se escriben en plural, el niño violento no es un ideal-tipo. Daniel Roy me pidió abrir algunas líneas de trabajo para la preparación de esta jornada en el Instituto; le he devuelto  ese honor y dio lista de temas que merece ser publicada.

El síntoma, en la encrucijada

Mi primer pensamiento fue preguntarme si la violencia en el niño era un síntoma.
Este es a menudo mi método: partir de la primera idea que viene a la mente, sin juzgar si es buena o mala. Es un principio que puede autorizarse del psicoanálisis. Dado que se trata de abrir un trabajo, desplegaré el curso  de mi pensamiento a partir de ese punto de inicio. Si presentara ante ustedes una obra  terminada en lugar de líneas de trabajo, al final de mi presentación  comenzaría el desarrollo  de un trabajo acabado. Como método, creo que esta frase del general De Gaulle en sus Memorias: “Hacia el complicado Oriente, volaba con ideas simples”. Yo también soy partidario de volar con ideassimples. Lacan lo permite porquecuando se aborda un tema a partir de su enseñanza, aplicamos a menudo, de entrada,  la repartición entre real, imaginario y simbólico. Basta con aplicar esta malla en una cuestión para, por regla general, tener  un punto de partida. Cuando una cuestión es complicada, me inclino por  partir de ideas simples; cuando una cuestión  es simple, estoy por hacerlacomplicada, al complicarla se produce un efecto caótico del que pueden surgir ideas.

Mi punto de partida fue preguntarme si la violencia en la infancia  era un síntoma y por qué. Porque decir síntoma en psicoanálisis es decir desplazamiento de la pulsión, o al menos,  en términos freudianos, sustitución de una satisfacción de la pulsión, lo que, en lacaniano, se  puede traducir como goce. Sin embargo, la violencia ¿no se produce cuando precisamente no hay ese desplazamiento, esta sustitución, ese ersatz, como se expresa Freud? Esta es la cuestión que me planteé: la aparición de la violencia ¿no es el testimonio de que no ha habido sustitución del goce?

En esta perspectiva, he querido asegurarme de la definición freudiana de síntoma. Para encontrar los lugares donde Freud trata el síntoma, tuve la debilidad de buscar en  el Diccionario de psicoanálisis y para mi sorpresa, me di cuenta -les informo de mi pequeño viaje- de que no hay ninguna entrada “síntoma” en el Diccionario… de Laplanche y Pontalis, al menos en la edición que tengo y que debe ser la primera. Falto de la ayuda de Laplanche-Pontalis, tuve que recurrir directamente a Freud y sencillamente a Inhibición, síntoma. Habría podido también remitirme a ese capítulo de la Introducción al Psicoanálisisque me gusta mucho, acerca de  “Los caminos de la  formación del síntoma”, -Lacan lo sigue con gran precisión en su texto La dirección de la cura y los principios de su poder. En el capítulo II de Inhibición, síntoma y angustia, Freud define el síntoma como AnzeichenundErsatz, es decir, “signo y sustituto”, einerTriebberfriedigung, “de una satisfacción de la pulsión”. Freud agrega un adjetivo, unterbliebenen, que se encuentra en el diccionario Harrap´s francés-alemán: se reconoce el prefijo Unter, que significa “debajo” o “abajo”, pero que también tiene  otros significados, especialmente “lo que no ha sucedido, lo que no se reproduce más”. En su excelente traducción de Inhibición, síntoma y angustia, Michel Tort traduce esta frase por “el síntoma es el signo y el sustituto de una satisfacción pulsional que no ha tenido lugar”[1]. Si yo hubiera tenido que traducirlo, le  habría dado un pequeño acento heideggeriano al adjetivo diciendo “una satisfacción no advenida”.

El goce rechazado

El síntoma es definido aquí como el ersatz (sustituto-sucedáneo-reemplazo), diría, de un goce rehusado. Voy a utilizar este adjetivo porque tengo en mente la frase de Lacan con la que se cierra “Subversión del sujeto…”, poco después que  haya hablado del “narcicismo supremo de la causa perdida”. La última frase es esta:“La castración quiere decir que el goce sea rechazado, para que pueda alcanzarse en la escala inversa de la Ley del deseo”[2]. Esta definición de la castración merecería figurar en un Vocabulario lacaniano. La castración no se define aquí desde el falo, se define  directamente a partir del goce, es decir a partir de la pulsión. Se define a partir de lo que Lacan designa muy precisamente como un rechazo del goce, lo que introduce una referencia a la iniciativa del sujeto, en el marco de una elección -se acepta o se rechaza.

Me viene a la mente la imagen icónica de Hércules en la encrucijada, debiendo elegir, en la fábula de Paródico de Ceos, entre el camino del vicio y el camino de la virtud. Se trata de  un paradigma barroco al que  Erwin Panofskyha dedicado  un estudio, un pequeño libro[3]. Es Hércules, si puedo decirloasí, después de la niñez, en el umbral de la edad adulta, colocado ante la elección de la virtud, arduo camino que pasa por el trabajo o por  la voluptuosidad. Esta historia tuvomuchas  representaciones desde el final del siglo XIV al siglo XVI.  He consultado  Google indicando simplemente “Hércules en la encrucijada” y encontré un artículo muy interesante que  encontrarán si les apetece en esta dirección[4].

De esta manera, castración = rechazo de goce, a continuación de lo cualel goce  tendrá lugar. Lacan introduce un razonamiento que lleva la marca de  la dialéctica, el goce debe ser rechazado para que pueda advenir. No debe haber ocurrido para advenir. Sería una astucia del goce así como Hegel habla de astucia de la razón. De hecho, se trata de que la castración es un desplazamiento del goce, que el goce debe ser rechazado en  un cierto nivel  para que pueda  ser alcanzado al nivel de la ley. Debe ser rechazado en lo real para ser alcanzado bajo la égida de lo simbólico. Lo que Lacan llama la ley del deseo, es precisamente ese rechazo del goce en lo real, el pasaje del goce hacia lo íntimo, (dessous; también los fondos). Esto es  lo que repercute en la metáfora paterna, que es la traducción en términos edípicos del proceso de la represión, y que puede ser generalizado si  planteamos que el operador clave de la represión es el lenguaje en si mismo, la palabra, que opera ese pasaje a lo íntimo, al fondo,  del goce, en el sentido en el que  bloquea su advenimiento.

El precio de este proceso, el resultado del proceso de represión, como Freud  se expresa, es precisamente el síntoma. El precio de la represión es la formación del síntoma como signo y sustituto de un goce no advenido. En otras palabras, la legalización del goce se paga con la sintomatización. El ser humano como parlêtre está condenado a ser sintomático.

Como resultado, el goce es siempre un goce desplazado, de igual modo en que hablamos de personas desplazadas -el goce nunca está en el mismo lugar, nunca en su lugar original, básicamente exiliado. Esto no es ajeno a nuestra actualidad. Digamos solamente que los migrantes vienen a buscar en Occidente lo que es para ellos un goce otro- se esperan  cientos de millones de personas en el curso del siglo XXI, va a ser un fenómeno a la vez masivo y esencial en la re-estructuración de nuestras sociedades. Como tal, por supuesto, estas grandes migraciones son un síntoma del malestar en la civilización del  mundo civilizado, tanto en su civilización como en la nuestra.
Dejo esto de lado en esta presentación.  Me contento con decir que es el fondo sobre el que aprecio las frases de Lacan citadas muy recientemente por Antonio di Ciaccia, que termina su artículo escribiendo: “Si queremos usar una brújula, recordemos con el escrito “Joyce el Síntoma” de Lacan, que “la historia no [es] nada más que una fuga, en la que no se cuentan más que  los éxodos” y que “no participan en la historia más que  los deportados.”[5]. Se trata del éxodo del goce, del goce que esta deportado.

Diez puntos sobre la violencia en el niño

Una vez establecidas estas ideas simples, propongo algunos puntos sobre la violencia en el niño.
1.    Primer punto, punto de partida que retomaré eventualmente  más adelante, la violencia en los niños no es un síntoma.

2.    Es incluso lo contrario de un síntoma.

3.    No es el resultado de la represión, sino más bien la marca de que la represión no ha operado.

4.    Demos un paso más preguntándonos,  la violencia, y especialmente la violencia en el niño, ¿de qué pulsión sería la satisfacción? Adelantaré  esta respuesta: la violencia no es un sustituto de la pulsión, es la pulsión. No es el sustituto de una satisfacción pulsional.
La violencia es la satisfacción de la pulsión de muerte. Tengamos en cuenta que el oponente de Eros, en el mito al que Freud se refiere, el opuesto  del amor no es el odio, es la muerte, Tánatos. Aquí, debemos diferenciar la violencia y el odio. El odio está del mismo lado que el amor. Tanto el odio como el amor están del lado de Eros. Por esta razón se justifica que Lacan  hable  de odioamoramiento, palabra que hizo fortuna. El amor y el odio son modos de expresión afectiva de Eros.

5.    El odio está del lado de Eros, esde hecho  un lazo al otro muy fuerte, es un lazo social eminente.

Leí recientemente en algún lugar una‘Llamada contra los partidarios del odio’. Me dije que no soy un fan del odio. A Marine Le Pen no la odio; de alguna manera, no la amo lo suficiente para odiarla. En este sentido. Me inclino más bien a burlarme.
Sin embargo, en la corriente de la que ella procede, es muy legible un odioamoramiento hacia los judíos. Se les prestan poderes fantásticos. El pueblo judío es claramente elobjeto de una extraordinaria fascinación, pueblo antiguo  que  sobrevivió  a la persecución gracias a su relación al litoral de la letra.  Es tanto un objeto de fascinación como de repulsión, mientras que, por mi parte, al no odiar a los fascistas, me veo inclinado más a la violencia contra ellos.
6.    La violencia está del lado de Thánatos. Para citar el título de un famoso libro  de La Boétie, el amigo de Montaigne, es el goce del Contra uno[6]. En Freud, clásicamente, Eros fabrica Uno, establece lo sociable, pone lazo, mientras que Thánatos deshace los Unos, desliga, fragmenta, incluso diré que dispersa como un  rompecabezas, para retomar una famosa frase de los Tontonsflingueurs (película francesa, Gánster a la fuerza, en español).

El niño violento, es el que rompe y que encuentra una satisfacción en el simple hecho de romper, destruir. Habrá que interrogarse sobre el goce que está  involucradoen ello y en lo que podría llamarse “el puro deseo de destrucción”. Cuando denunciamos a  los alborotadores, se denuncia a fin de cuentas el puro goce de alborotar. No se denuncia la política de los alborotadores, se denuncia el plus-de-goce implicado en la violencia de los alborotadores.

A respecto -les doy mis asociaciones de ideas-, se le ha reprochado mucho a André Breton la frase en la que en el  “Segundo manifiesto  surrealista”, define el acto surrealista. Todas las almas bellasse aplicaron a ello, uno de los primerosAlbert Camus, que le consagró algunos reproches. Por mi parte, me gusta mucho esta frase de André Breton -en el contexto de hoy día, no se  pueda confiar esto a todo el mundo-. “El acto surrealista más simple consiste en salir a la calle empuñando revólveresy tirar sobre la multitud al azar cuantas veces sea posible”. Después del Bataclan y otros incidentes pasados, presentes y por venir, por supuesto es problemática. Esta frase fue muy reprochada a André Breton. ¡Imagínense si lo hubiera dicho hoy!
Pero hay que leer la segunda frase: “Quién no ha tenido, siquiera una vez, deseos de acabar de ese modo con el pequeño sistema de envilecimiento y cretinización que en vigor tiene su lugar señalado en esa multitud, con su vientre a la altura del tiro”. La segunda frase deja en claro la primera. Hace comprender que sólo se trata de un fantasma. Breton dice que se debe haber tenido ganas al menos una vez. No dice que debe  hacerse. El acto surrealista, como él dice, es el acto terrorista, pero como semblante. El surrealismo no es terrorismo. Oes “el terror en las letras”, como se expresa Jean Paulhan. Es una postura literaria.
Los surrealistas estaban animados por el deseo de pasar a la zona inferiorde la civilización para rencontrar el mundo no alterado de la pulsión, para escribir a la altura de la pulsión. Es un sueño, porque  pensaban alcanzarlo, no por el uso de las armas, sino por un cierto uso de la lengua, que sin embargo es el primer resorte de la represión.
Leo que “revólver” está en plural y el “puño” en singular en la fórmula “revólveres en puño”. Si se tratase verdaderamente de revólveres, “puño” debería estar  en plural, porque no se puede tener dos pistolas en la misma mano. Vi  esto en algún western.  “Revólveres en el  puño” significa “lapiceras en la mano”. En la representación cinematográfica común de los asesinos, el asesino de la mafia mata fríamente, precisamente sin ninguna frase. Breton había tomado todas sus  precauciones, ya que añadió en una nota que su “intención no es recomendarlo”. No veo lo que había que reprocharle. Sólo daba un eco sensacional a lo que André Gide había puesto en escena en Los sótanos del Vaticano -que, percatémonos, son de 1914, antes de una gran masacre que no fue sólo semblante -, es decir,el acto gratuito es precisamente aquel de Lafcadiotirando del tren al pobre AmédéeFleurissoire. Los surrealistas estaban fascinados por ese pasaje del acto gratuito en Gide. No desarrollaré lo que Marguerite Bonnet (que también  conocí en la mesa de Lacan), erudita de  Breton, ha  señalado en este sentido.

El acto gratuito, es decir el acto de violenciagratuito, fascinaba, porque Gide hacía de ello precisamente un asesinato irracional, que presentaba como colmo de la libertad porque era independiente de cualquier causa. Si se piensa, es una versión de la causa perdida. Se trata en ese imaginario de un acto sin razón que se opone al principio de razón de Leibnitz que quiere que “nada es sin razón”. A lo que ya AngelusSilesius respondió de antemano  en su famoso verso – comentado por Heidegger y citado por Lacan –“La rosa es sin por qué”.

Tratándose del  niño violento, no hipnotizarse sobre la causa.” Hay una violencia sin porqué que es en sí misma su propia razón, que es sí misma un goce”. Sólo en un segundo tiempo se le  buscará su determinismo, la causa, el plus-de-goce que es la causa del deseo de destruir, de la activación de este deseo. Como he dicho, por regla general se la encuentra en un defecto del proceso de represión, o en términos edípicos, en un fracaso de la metáfora paterna.

7.    Tratemos de introducir una pragmática del abordaje del ”niño violento” en nuestro campo. Puede ser que la violencia del niño anuncie, exprese una psicosis en formación. En mi opinión, se deben considerar  los siguientespuntos:

a)La violencia infantil¿es una violencia sin frase? ¿Es la irrupción pura de  la pulsión de muerte, un goce en lo real?
b) ¿Puede el paciente  ponerla en palabras? ¿Es un puro goce en lo real o bien es simbolizada o es simbolizable?
c) Que sea un puro goce en lo real no muestra necesariamente la psicosis. No es necesariamente una promesa de psicosis. Traduce en todos los casos una desgarradura en la trama simbólica la que se trata de saber si es puntiforme o extendida.
d) En el caso de una violenciaque puede hablar -hay algunas veces violencias parlanchinas-, hay que saber lo que dice. Buscamos entonces lo que yo  llamaría  un rastro  de  paranoia precoz.

Ayer vino un colega a exponerme en control el caso de un joven adulto a propósito del que  se preguntaba “¿psicosis o no?”. Hablando, encontramos en su historia el hilo de una posición de aislamiento, un sentimiento de estar separado, con el esbozo de un “ hablan –ellos”: sus compañeros, los otros estudiantes-, “hablan mal de mí”, que es un ligero e incluso muy ligero afecto de difamación. Solo eso,  que era muy tenue, puesto que  la colega no me lo había señalado al comienzo, constituía ya  un empuje-a-la-mujer (pousse-à-la femme) infantil. Joven adulto, lo encontramos violentamente enamorado de un ex – compañero  de clase, a tal punto que la colega me hablaba de erotomanía, pero no en el sentido de G.G. de Clérambault, porque era él quien  amaba a ese chico.

Como parte de nuestra investigación sobre los niños violentos, busquen  discretos  rastros de paranoia temprana,sin olvidar que el sujeto aparece, que el niño nace bajo la égida de la paranoia. Como  indica Lacan en “Posición del inconsciente”, el sujeto, “ ‘ello’ habla de él y ahí es donde él se aprehende.[7]” La “Observación sobre el informe de Daniel Lagache…”[8] incluye también un pasaje muy elocuente  sobre la determinación del sujeto por el discurso que le es anterior. Antes  ya de que aparezca, ello habla de él.

En un aspecto, podemos utilizar la visión determinista del niño. Hay  causa de la violencia cuando, buscando clásicamente en la relación, el diálogo, de los padres, el discurso del entorno, resulta que el niño puede estar asignado muy tempranamente en el lugar del violento, del pendenciero; el analista le permitirá entonces tomar sus distancias con el significante asignado por el Otro. En otro aspecto, el sujeto debe considerarse  como lugar de indeterminación; entonces  nos preguntamos  “¿Qué elección hizo? ¿Qué orientación tomó?”; aquí, la respuesta es indeducible,  la causalidad es inasignable. Este aspecto no se aborda más que après-coup, por lo tanto es necesario  ser muy minuciosos en el registro de las palabras de este niño.
La violencia que habla puede ser tanto de orden paranoico como  histérico. Diremos que es  histérica cuando tiene valor de demanda de amor o de queja por la falta-en-ser, es decir cuando se sitúe en el registro de Eros. En el registro de Eros, la violencia del niño es el sustituto de la satisfacción no-advenida de la demanda de amor. Entonces, la violencia es de hecho un síntoma, y, se puede decir, un mensaje invertido -lo que corrige el carácter absoluto de lo que había presentado en el punto 1.
8.    En lo que concierne máspropiamente a la represión de la Triebbefriedigung, teniendo en cuenta al Freud posterior a Inhibición, síntoma y angustia, uno debe preguntarse  también sobre la defensa ante la pulsión, una defensa que se inscribe más acá del nivel de la represión. Hay que distinguir cuando la violencia aparece en una falla proceso de represión o en un defecto en el establecimiento de la defensa. Por supuesto, se la encuentra  más fácilmente en el primer caso que en el segundo. Aunque la violencia en el niño sea de orden psicótico, se puede intentar implementar un significante de la  autoridad, un ersatz que haga las veces de significante-amo. Esto puede encontrarse, si llega el caso,  cuando se trata de un niño criado por una pareja de mujeres. Una de ellas generalmente asume  el valor de S1. Puede encontrarse en los matrimonios de lesbianas contemporáneos, pero también cuando un niño es criado por su madre y su abuela, como es el caso de un distinguido político que habla gustosamente de ello y que parece haberse desarrollado normalmente, incluso  si tiene una relación difícil con la difamación.

9.    Hemos evocado el pasaje de la violencia delo real a lo simbólico, no olvidemos lo imaginario. En lo que atañe a los dos primeros registros, hay que “distinguir la violencia como la emergencia de una potencia en lo real y la violencia simbólica inherente al significante, implicada en la imposición de un significante-amo. Cuando esta imposición de un significante-amo falta, el sujeto puede encontrar un ersatz marcándose él mismo -escarificación, tatuaje, piercing, diferentes maneras de cortarse, de torturarse, de hacer violencia sobre su cuerpo.

Hoy en día, está tan extendido  que es moda, es un fenómeno de civilización, es superficial, pero diré que es el síntoma de la perturbación que conoce el orden simbólico heredado de la tradición. Estos síntomas resaltan en lo que, ante el público uds.forman, voy a llamar en la ocurrencia “la psicosis civilizacional normal”, es decir compensada, con suplencia.

Dicho esto, siempre hay que saber por qué algunos  sujetos son más sensibles que otros al punto de tener que hacer violencia a sus cuerpos. Por ejemplo, hoy en día los transgéneros, que se manifiestan a menudo muy temprano en la infancia, han obtenido un reconocimiento social y legal que antes se negabaincluso a los homosexuales. Eso no impide que cualquier cambio deseado en el cuerpo  propio mediante un acto quirúrgico justifiqueuna mirada analítica. Se me dirá: “ Bueno, en fin,…los implantes de pelo, la cirugía dental, la cirugía estética, ¿no va  a poner al psicoanálisis en juego en este nivel?” Está por ver…En efecto, sabemos que existen actos de cirugía estética que responden a la corrección neurótica de la imagen del cuerpo, pero otros son claramente inspirados por la psicosis.

-       “Sobre la violencia en lo imaginario –no lo desarrollaré-, hemos de  referirnos al estadio del espejo”, que es una forma sincrética entre la observación de un hecho clínico por un psicólogo, el profesar Henri Wallon y la dialéctica del amo y del esclavo en Hegel, destacada por Alexandre Kojève; en otras palabras, es un bricolaje genial de Lacan entre Wallon y Kojève. Vemos que este bricolaje funciona…que marcha. Es una idea simple que pondremos en juego en nuestras investigaciones sobre los niños violentos. Esto es lo  que me inspiran los primeros puntos que me había indicado  Daniel  Roy:”cuando el otro eres tú y tú eres el otro (transitivismo);”cuando el otro es un intruso y roba el objeto más precioso (el término lacaniano de jalouissance, que fusiona celos y goce[9”]. Les dejo la tarea de leer el artículo de Lacan sobre “El estadio del espejo…” y el de  “La agresividad en psicoanálisis”. Es, por supuesto,  un registro muy diferente cuando, como  dice Daniel Roy, “el niño se golpea la cabeza contra los muros…del lenguaje”, porque  el fenómeno refleja  el fracaso del proceso de defensa.

Concluyo.
Dejo en blanco la violencia en el niño considerado como un sinthome, en el otro cabo de la enseñanza de Lacan. Recordaré simplemente que hay que dar su lugar a una violencia infantil como modo de goce, incluso cuando es un mensaje, lo que significa que  no hay que entrarle de frente. No olvidemos que no corresponde al  analista ser el guardián de la realidad social, que tiene el poder, eventualmente, de reparar  un defecto  de lo simbólico o reordenar la defensa, pero que, en los dos casos, su efecto propio no se produce más que lateralmente. En mi opinión, el analista debe proceder con el niño violento  preferentemente por la  dulzura, sin renunciar a utilizar, si es necesario, una contra-violencia simbólica.
No aceptaremos ciegamentela imposición del significante “violento” por la familia o la escuela. Puede ser solo un factor secundario. No descuidemos que hay una rebelión del niño que puede ser saludable y diferenciarse de la violencia errática. A esta revuelta, estoy a favor de acogerla, porque una de mis convicciones se resume en lo que el presidente Mao había expresado en estos términos: “Hay razón en rebelarse”[10].

*Texto no leído por el autor, publicado con su amable autorización en la revista Carretel nº14
Intervención de clausura de la 4º Jornada del Institut de l’Enfant. Transcripción y edición de HervéDamase, PascaleFari y Daniel Roy. Traducción Luis Alba
[1] S. Freud. “Inhibición, síntoma y angustia”, in Obras completas, volumen XX. Buenos Aires :Amorrortu Ediciones, 2010.
[2] J. Lacan. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”, in Escritos, tomo II. México: Siglo XXI Editores, 2013.
[3] Cf. E. Panofsky. Hercule à la croisée des chemins. Et autres matériaux figuratifs de l’Antiquité dans l’art plus récent. París: Flammarion, 1999.
[4] M.-P. Harder. “Hercule à la croisée des chemins, figure exemplaire de la conscience baroque ?”, Silène, revue du Centre de recherches en littérature et poétique comparées de Paris Ouest-Nanterre-La Défense, 18 septembre 2008 (www.revue-silene.com).
[5] A. di Ciaccia. “Contre une dérive si funeste”, Lacan Quotidien, no 636, 20 de marzo del 2017.La cita de J. Lacan es de “Joyce el síntoma”, en Otros escritos. Paidos. Bs.As. 2012, p.595.
[6] Cf. La Boétie É. de, De la servitude volontaire ou Contr’un. París :  Gallimard, 1993.Discurso de la servidumbre voluntaria o el Contra uno. Tecnos Madrid 2007.
[7] J. Lacan. “Posición del inconsciente”, in Escritos, tomo II. México: Siglo XXI Editores, 2013.p 795.
[8] J. Lacan.  “Observación sobre el informe de Daniel Lagache: Psicoanálisis y estructura de la personalidad”, in Escritos, tomo II. México: Siglo XXI Editores, 2013.p 617-651.
[9] Jalouissance: en francés neologismo formado a partir de jalousie (celos) jouissance (goce).
[10] Véase el artículo de J.-A. Miller. “Comment se révolter”, in La Cause freudienne, no 75, julio 2010, pp. 212-217.